Las redes sociales han revolucionado la forma que pensamos en menos de una década. No obstante, ¿sabemos cuál fue la primera red social? ¿O qué fue aquello que sentó las bases de este concepto? Atrévete a ir más allá de Facebook y Twitter, y adéntrate en la historia de las redes sociales más populares en la actualidad, o que bien marcaron un antes y un después en la historia de Internet. Eso sí, debemos ser conscientes de que no pasará mucho tiempo antes de que haya que actualizar el mapa. ;)
lunes, 16 de diciembre de 2013
Práctica de mapas - Historia de las redes sociales
domingo, 1 de diciembre de 2013
¿Hay vida después de la muerte? En las redes sociales, sí
Puede parecer algo chungo, pero nuestra identidad digital va incluso por encima de nuestra propia vida (clic aquí para leer algo más sobre identidad digital y reputación 2.0). Nuestros perfiles en redes sociales, blogs o comentarios en foros seguirán ahí cuando nosotros ya no estemos. Si bien en la actualidad es poco habitual toparse con el perfil de Facebook de un difunto, puede que dentro de algunos años eso sea el pan de cada día.
Poco a poco, la historia va a más, llegando incluso a crear una voz virtual idéntica a la del fallecido a partir de fotos y videos, con la que incluso es posible mantener una conversación telefónica. La protagonista prácticamente olvida que está comunicándose con su novio muerto, y comienza a hablar con éste monstruo digital durante la mayor parte del día.
Por último, ella acepta llevar a cabo la fase más experimental del proceso: adquirir un cuerpo de carne sintética idéntico al de su novio donde se puede cargar este programa. El clon incluso es capaz de satisfacerla sexualmente, pero pronto se da cuenta de que se trata de un pedazo de carne sin emociones, que obedece a sus órdenes sin apenas cuestionarlas. La frustración de la protagonista ante el servicio es tal que incluso llega a plantearse deshacerse del clon.
Esto nos adentra de lleno en un debate ético: ¿hasta donde puede llegar la tecnología? ¿Realmente las redes sociales saben todo de nosotros? ¿Tanto como para llegar a producir un clon de nuestra personalidad? A mí, desde luego, se me han quitado las ganas de publicar en Twitter y Facebook por unos días.
Parece que eso de la Ouija ya es agua pasada. Las redes sociales pronto podrían ser el medio ideal para reducir la brecha entre vivos y muertos. Este terror de ciencia ficción ya no es tan ficticio como parece. Según un artículo de The Guardian, existen algunos servicios como LivesOn y DeadSocial que mantienen a tus amigos y familiares actualizados en Twitter y Facebook incluso después de la muerte.
LivesOn lo deja todo claro con un mensaje en su página principal que puede que quite el hipo a más de uno: “When your heart stops beating, you'll keep tweeting”. Este servicio, que se define como “tu vida social después de la vida”, utiliza algoritmos de Twitter que analizan tu comportamiento en linea: likes, gustos, favoritos e incluso tu ortografía y sintaxis.
LivesOn mantendrá tu cuenta activa cuando tu ya no estés para hacerlo, publicando enlaces que te gustan, añadiendo a favoritos otros tweets o incluso escribiendo tal y como tú solías hacerlo. Además, permite designar un ejecutor que será quien tome el control de tu cuenta. En su página web ya podemos dejar nuestro correo para que se nos notifique cuando el servicio pase a estar disponible. A ver quién es el valiente que se atreve con eso.
Otros servicios como DeadSocial simplemente permiten al difunto configurar antes de su muerte una serie de mensajes póstumos que se publicarán a través de Facebook y Twitter. "Te permite mejorar tus recuerdos, ampliar las relaciones y crear algo de valor para aquellos que aún están vivos", explica su creador, James Norris.
Las manchas jurídicas y éticas de este tipo de “legados digitales” son aún un tema que promete largos años de debate. Y tú, ¿ves esto como algo drástico, que atenta totalmente a la moralidad? ¿O simplemente te parece que no debemos darle más importancia de la que tiene?
El último episodio de la serie británica Black Mirror nos muestra con claridad lo espeluznante del asunto (ATENCIÓN: SPOILERS!). Una mujer desolada por la muerte de su novio comienza a utilizar un servicio digital puntero para comunicarse a través de la red con el fallecido. Este servicio recopila todas las conversaciones online y la información de los perfiles en las redes sociales del difunto, que tenía una vida digital muy activa, y crea una nueva identidad virtual.
Poco a poco, la historia va a más, llegando incluso a crear una voz virtual idéntica a la del fallecido a partir de fotos y videos, con la que incluso es posible mantener una conversación telefónica. La protagonista prácticamente olvida que está comunicándose con su novio muerto, y comienza a hablar con éste monstruo digital durante la mayor parte del día.
Por último, ella acepta llevar a cabo la fase más experimental del proceso: adquirir un cuerpo de carne sintética idéntico al de su novio donde se puede cargar este programa. El clon incluso es capaz de satisfacerla sexualmente, pero pronto se da cuenta de que se trata de un pedazo de carne sin emociones, que obedece a sus órdenes sin apenas cuestionarlas. La frustración de la protagonista ante el servicio es tal que incluso llega a plantearse deshacerse del clon.
Esto nos adentra de lleno en un debate ético: ¿hasta donde puede llegar la tecnología? ¿Realmente las redes sociales saben todo de nosotros? ¿Tanto como para llegar a producir un clon de nuestra personalidad? A mí, desde luego, se me han quitado las ganas de publicar en Twitter y Facebook por unos días.
Parece que eso de la Ouija ya es agua pasada. Las redes sociales pronto podrían ser el medio ideal para reducir la brecha entre vivos y muertos. Este terror de ciencia ficción ya no es tan ficticio como parece. Según un artículo de The Guardian, existen algunos servicios como LivesOn y DeadSocial que mantienen a tus amigos y familiares actualizados en Twitter y Facebook incluso después de la muerte.
LivesOn lo deja todo claro con un mensaje en su página principal que puede que quite el hipo a más de uno: “When your heart stops beating, you'll keep tweeting”. Este servicio, que se define como “tu vida social después de la vida”, utiliza algoritmos de Twitter que analizan tu comportamiento en linea: likes, gustos, favoritos e incluso tu ortografía y sintaxis.
LivesOn mantendrá tu cuenta activa cuando tu ya no estés para hacerlo, publicando enlaces que te gustan, añadiendo a favoritos otros tweets o incluso escribiendo tal y como tú solías hacerlo. Además, permite designar un ejecutor que será quien tome el control de tu cuenta. En su página web ya podemos dejar nuestro correo para que se nos notifique cuando el servicio pase a estar disponible. A ver quién es el valiente que se atreve con eso.
Otros servicios como DeadSocial simplemente permiten al difunto configurar antes de su muerte una serie de mensajes póstumos que se publicarán a través de Facebook y Twitter. "Te permite mejorar tus recuerdos, ampliar las relaciones y crear algo de valor para aquellos que aún están vivos", explica su creador, James Norris.
Las manchas jurídicas y éticas de este tipo de “legados digitales” son aún un tema que promete largos años de debate. Y tú, ¿ves esto como algo drástico, que atenta totalmente a la moralidad? ¿O simplemente te parece que no debemos darle más importancia de la que tiene?
Cómo limpiar tu reputación 2.0
Internet sabe mucho de ti. Quizás demasiado, más de lo que tú piensas. Desde el primer momento en el que dejas un comentario en un foro, posteas en un blog o abres un perfil en una red social, estás creando tu "huella digital", algo que te acompañará toda tu vida. Esta identidad digital podrá beneficiarte o perjudicarte, por lo que es importante cuidarla.
Uno de los casos en los que más puede perjudicarte una mala imagen o reputación en la red es la búsqueda de un trabajo. Un estudio de Microsoft Research indica que el 70% de los reclutadores han vetado a un candidato por los resultados que aparecieron al realizar una búsqueda con su nombre.
Queda claro que una reputación digital favorable es vital a la hora de encontrar un empleo. Pero, ¿cómo podemos tener una buena imagen en la red? Basándome en un artículo de Yahoo, he recopilado algunos consejos para limpiar tu "reputación 2.0":
Cuida tus redes sociales
Lo primero y más básico es eliminar de todas las redes sociales aquellos mensajes que puedan considerarse cuestionables. Empezando por Twitter y especialmente por Facebook (en el caso de Facebook asegúrate de bloquear las opciones de privacidad, no todo el mundo tiene por qué poder ver tus mensajes), pero sin olvidar aquellos perfiles abandonados desde hace años en Myspace. Basta con googlear tu nombre real, tu correo electrónico o tu nick entre comillas para descubrir todos y cada uno de los perfiles que tienes en las redes sociales. Y, me juego lo que sea a que aquel Fotolog que abriste en 2005 no tiene nada bueno que aportar a tu huella digital.
Ojo, no sólo depende de ti
Hasta aquí llega la parte de tu reputación en línea que puedes controlar fácilmente, ¿pero qué podemos hacer si otras personas han despotricado contra nosotros en un sitio web? ¿O si tu nombre aparece en una noticia del pasado, o en algún sitio web turbio con el que no quieres que te relacionen? Teóricamente, se pueden enviar cartas o reclamaciones a estos usuarios o sitios web para que retiren esta información, pero en la práctica este método va a servir más bien de poco.
Algo mucho más útil si este tipo de información aparece en las primeras páginas de búsqueda es tratar de empujar estos resultados hacia las últimas páginas. Si te sirve de consuelo, el 97% de los reclutadores no miran más allá de las tres primeras páginas. Para conseguirlo, basta con publicar información positiva o neutral sobre ti, que sea más actual o que tenga un mayor atractivo para los motores de búsqueda.
Una idea es escribir tu nombre completo en sitios de alto tráfico. Por ejemplo, Google coloca sus propios sitios en las primeras posiciones de la búsqueda. Crear un perfil en Google Plus o un canal de Youtube con tu nombre real y gestionarlos cuidadosamente es una manera fácilde tener controlada tu imagen digital.
LinkedIn: mucho más que un CV digital
Es fundamental tener un perfil atractivo en Linkedin. Se trata de una de las herramientas más poderosas para tu reputación laboral. LinkedIn es mucho más que un curriculum vitae en línea, es un lugar donde exprimir al máximo tu personal branding (o como diríamos en castellano, marca personal).
Tunombrereal.com
Sin duda, la mejor manera de construir una identidad digital favorecedora. Compra el dominio de tu nombre real, y enlázalo con cualquiera de las herramientas de blogs simples como WordPress o Blogger. O bien construye un sitio independiente que refleje tu actual puesto de trabajo, tus cualidades, enlaces a tus redes sociales, etc. Ni siquiera necesitas conocimientos de programación o diseño web. Hay algunas herramientas como Squarespace con las que cualquiera podría construir un sitio web bastante interesante.
Una imagen vale más que mil palabras
Por ello, debemos aprovechar su potencial a nuestro favor. Una buena idea es crear un perfil de Flickr, Instagram, Tublr o Pinterest y escribir nuestro nombre en el título o la descripción de todas las imágenes que queramos que sean potencialmente visibles.
El poder de linkear
La mejor manera de aumentar la visibilidad de todos los sitios web que puedan beneficiar nuestra reputación es enlazarlos siempre que podamos: en nuestro blog, en nuestros perfiles de redes sociales, en foros, etc. De esta manera, convenceremos a Google de que se trata de contenido relevante y de calidad (sí, eso que llamamos SEO).
Por supuesto, también existe la opción de contratar un servicio que mejore tu reputación por ti. Pero si prefieres no dejarlo en manos de otros, basta con ser constante y dedicarle algo de tiempo, además de ahorrarte unos cuantos miles de dólares. Además, piénsalo, ¿quién mejor que tú mismo para cuidar tu reputación?
Uno de los casos en los que más puede perjudicarte una mala imagen o reputación en la red es la búsqueda de un trabajo. Un estudio de Microsoft Research indica que el 70% de los reclutadores han vetado a un candidato por los resultados que aparecieron al realizar una búsqueda con su nombre.
Queda claro que una reputación digital favorable es vital a la hora de encontrar un empleo. Pero, ¿cómo podemos tener una buena imagen en la red? Basándome en un artículo de Yahoo, he recopilado algunos consejos para limpiar tu "reputación 2.0":
Cuida tus redes sociales
Lo primero y más básico es eliminar de todas las redes sociales aquellos mensajes que puedan considerarse cuestionables. Empezando por Twitter y especialmente por Facebook (en el caso de Facebook asegúrate de bloquear las opciones de privacidad, no todo el mundo tiene por qué poder ver tus mensajes), pero sin olvidar aquellos perfiles abandonados desde hace años en Myspace. Basta con googlear tu nombre real, tu correo electrónico o tu nick entre comillas para descubrir todos y cada uno de los perfiles que tienes en las redes sociales. Y, me juego lo que sea a que aquel Fotolog que abriste en 2005 no tiene nada bueno que aportar a tu huella digital.
Ojo, no sólo depende de ti
Hasta aquí llega la parte de tu reputación en línea que puedes controlar fácilmente, ¿pero qué podemos hacer si otras personas han despotricado contra nosotros en un sitio web? ¿O si tu nombre aparece en una noticia del pasado, o en algún sitio web turbio con el que no quieres que te relacionen? Teóricamente, se pueden enviar cartas o reclamaciones a estos usuarios o sitios web para que retiren esta información, pero en la práctica este método va a servir más bien de poco.
Algo mucho más útil si este tipo de información aparece en las primeras páginas de búsqueda es tratar de empujar estos resultados hacia las últimas páginas. Si te sirve de consuelo, el 97% de los reclutadores no miran más allá de las tres primeras páginas. Para conseguirlo, basta con publicar información positiva o neutral sobre ti, que sea más actual o que tenga un mayor atractivo para los motores de búsqueda.
Una idea es escribir tu nombre completo en sitios de alto tráfico. Por ejemplo, Google coloca sus propios sitios en las primeras posiciones de la búsqueda. Crear un perfil en Google Plus o un canal de Youtube con tu nombre real y gestionarlos cuidadosamente es una manera fácilde tener controlada tu imagen digital.
LinkedIn: mucho más que un CV digital
Es fundamental tener un perfil atractivo en Linkedin. Se trata de una de las herramientas más poderosas para tu reputación laboral. LinkedIn es mucho más que un curriculum vitae en línea, es un lugar donde exprimir al máximo tu personal branding (o como diríamos en castellano, marca personal).
Tunombrereal.com
Sin duda, la mejor manera de construir una identidad digital favorecedora. Compra el dominio de tu nombre real, y enlázalo con cualquiera de las herramientas de blogs simples como WordPress o Blogger. O bien construye un sitio independiente que refleje tu actual puesto de trabajo, tus cualidades, enlaces a tus redes sociales, etc. Ni siquiera necesitas conocimientos de programación o diseño web. Hay algunas herramientas como Squarespace con las que cualquiera podría construir un sitio web bastante interesante.
Una imagen vale más que mil palabras
Por ello, debemos aprovechar su potencial a nuestro favor. Una buena idea es crear un perfil de Flickr, Instagram, Tublr o Pinterest y escribir nuestro nombre en el título o la descripción de todas las imágenes que queramos que sean potencialmente visibles.
El poder de linkear
La mejor manera de aumentar la visibilidad de todos los sitios web que puedan beneficiar nuestra reputación es enlazarlos siempre que podamos: en nuestro blog, en nuestros perfiles de redes sociales, en foros, etc. De esta manera, convenceremos a Google de que se trata de contenido relevante y de calidad (sí, eso que llamamos SEO).
Por supuesto, también existe la opción de contratar un servicio que mejore tu reputación por ti. Pero si prefieres no dejarlo en manos de otros, basta con ser constante y dedicarle algo de tiempo, además de ahorrarte unos cuantos miles de dólares. Además, piénsalo, ¿quién mejor que tú mismo para cuidar tu reputación?
domingo, 24 de noviembre de 2013
¿No disparen al periodista?
“Por favor, no disparen al pianista”, advertía un cartel en
varias cantinas del Lejano Oeste. O al menos en el Lejano Oeste que yo conozco,
es decir, el de alguna que otra película western de esas que veías un domingo
cuando no había nada que hacer (¡aquel tiempo en el que no tenía nada que
hacer!).
No soy una apasionada de este género, a decir verdad,
difícilmente sería capaz de ver terminar una de esas películas. Pero la frase
de esos carteles siempre caló hondo en mi mente. ¡Pobre pianista! Él, que sólo
ponía cierto ritmo y alegría a un local en el que el juego, la bebida y las
trifulcas eran los protagonistas, tenía que lidiar con la posibilidad de que
una bala perdida de un tiroteo fuera a parar a su cabeza.
O directamente, el músico podía convertirse en el objetivo
de un parroquiano algo ebrio y mosqueado, que en lugar de enzarzarse con el
dueño de la cantina (un tipo armado y con cara de pocos amigos), lo hacía con
aquel hombre débil y centrado en su trabajo que difícilmente se atrevería a
vengar el ataque.
Lo más curioso es que no se trata solo de algo que ocurriese
en aquellos tiempos remotos. ¿Os suena eso de “pagar justos por pecadores”?
Viene a significar prácticamente lo mismo, y por desgracia, podemos
experimentarlo prácticamente cada día. ¿Culpables de la crisis? Nosotros podríamos
debatir horas sobre el tema, pero ellos, los de arriba, lo tienen claro. ¿Por
qué iban a culpar, yo que sé, a los bancos, pudiendo directamente disparar a
los derechos de los trabajadores? (y es sólo un ejemplo de los muchos casos que
al igual que a mi, a ti se te estén pasando por la cabeza).
Y supongo que yo, como periodista (o casi), empatizo con
aquel pobre pianista que tenía que cargar con las consecuencias de esas
trifulcas sin tener culpa de nada. Al fin de cuentas, ambos tenemos una de las
profesiones más desfavorecidas de nuestra época. Que sí, que yo no me llevaré
un balazo en ninguna parte, pero sí que me tocará más de una vez pagar los
platos rotos por otro. Por eso, aprovecho para pedir desde aquí, la entrada que
da nombre al blog: señores, por favor, ¡no disparen al periodista! Que ya
bastante tenemos con lo que tenemos.
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